16 de julio de 2021

VIII Centenario de la Catedral de Burgos

En estas fechas conmemoramos el octavo centenario del inicio de la construcción de la catedral de Burgos, el primer templo gótico construido en España, que en 1921 recibió del papa Benedicto XV el título de "Basílica". El 20 de julio de 1221 fue colocada la primera piedra de la catedral, ante la presencia del rey Fernando III el Santo, su madre, -doña Berenguela- y su esposa, -doña Beatriz de Suavia-, que estaban acompañados por un cortejo de damas y caballeros alemanes y castellanos. Durante los siguientes siglos, la catedral de Burgos fue tomando la forma que hoy conocemos y embelleciéndose con los trabajos de los principales arquitectos y artistas europeos. 



Hace cien años se formó una Junta organizadora para celebrar el VII centenario de la catedral de Burgos, que se encargó de elaborar un ambicioso programa de festejos civiles y religiosos para solemnizar este acontecimiento y honrar a Fernando el Santo, al Cid Campeador y también al obispo don Mauricio, a instancias de quien el rey mandó construir este templo. Las celebraciones tuvieron lugar en Burgos entre los días 18 y 24 de julio de 1921, con una serie de actos de carácter civil y religioso. Entre los primeros hubo corridas de toros y funciones ecuestres, representaciones teatrales y conciertos musicales, exposiciones artísticas, fuegos artificiales, sesiones de cine público, bailes populares, fiestas infantiles, paseos, iluminaciones de la catedral y competencias deportivas. 

Entre los religiosos se celebraron actos solemnes en honor del Santísimo Sacramento, una procesión en honor de la Virgen del Carmen, misas pontificales y sermones así como cantos de tercias, vísperas, completas y maitines, una procesión y vigilia eucarística y una comunión general en honor de Santa María la Mayor -titular de la catedral-, contando con la presencia de las principales autoridades eclesiásticas del país. Uno de los actos más destacados fue la procesión solemne para el traslado de la reliquia del rey San Fernando -fundador de la basílica de Burgos- desde el Palacio Arzobispal hasta la catedral de Burgos, que tuvo lugar el día 19 de julio de 1921. La reliquia consistía en un dedo del rey, que era venerada en la Capilla de Reyes de la catedral de Sevilla y que fue llevada a Burgos por concesión especial, con motivo de este VII Centenario.

Entre los numerosos actos conmemorativos, se celebraron también conferencias sobre temas relacionados con la catedral y con la historia de Burgos, ofrecidas por eminentes académicos como Vicente Lampérez y Juan Vázquez de Mella, destacando la ofrecida por don Ramón Menéndez Pidal sobre el Cid, que fue presentada en el Teatro de Burgos con ocasión del traslado de los restos del héroe nacional a la catedral de esta ciudad. La parte esencial de dicha conferencia fue publicada ese mismo año en Madrid, por la imprenta de Jiménez y Molina, en una pequeña edición bajo el título de El Cid en la Historia, obra que puede ser leída en el siguiente enlace:

https://archive.org/details/ElCidEnLaHistoriaMenend/mode/2up

El burgalés, don Francisco Aparicio y Ruiz -ministro de Instrucción Pública-  en  nombre de la Junta organizadora del VII centenario de la catedral de Burgos, había solicitado a don Ramón Menéndez Pidal que redactara un nuevo epitafio para el nuevo enterramiento del Cid. El enterramiento había sido removido unas siete u ocho veces anteriormente y había tenido varios epitafios, pero ninguno -según Ramón Menéndez Pidal- era coetáneo de su muerte. La inscripción debía ser escrita en latín y alejarse de toda la pompa con la que se había acostumbrado redactar las inscripciones antiguas, respondiendo este nuevo epitafio a modelos sobrios. Sin embargo, Ramón Menéndez Pidal creyó que lo más adecuado sería combinar en el epitafio el latín y el romance, recordando la lengua en que había sido escrito el Poema del Mío Cid y el bilingüismo real en el que vivían los castellanos del siglo XI. El autor realizó la exposición de motivos que le habían llevado a la redacción del epitafio creado por él, en el ejemplar de La Época del 5 de julio de 1921 (p. 1), pocos días antes del traslado de los restos del Cid a la catedral de Burgos, dentro de los actos conmemorativos que estaban celebrándose.

El 18 de julio se reunieron en el ayuntamiento de Burgos, la Junta Directiva del Centenario, el ministro de Instrucción Pública, el gobernador de Burgos y otras autoridades, para abrir solemnemente la urna que guardaba los restos del Cid y se leyeron las actas de la traslación de dichos restos correspondientes a los años 1826 y 1842. Los huesos fueron examinados por los doctores municipales,  don Pedro Rojas y don Mariano Paramós, que los contrastaron con lo expresado en las actas y midieron un fémur del Cid para deducir cual era su estatura. Después, en un emocionante acto en que todos los asistentes se pusieron de rodillas, los restos fueron colocados en una caja de cobre en la que serían conservados desde entonces. La caja estaba dividida en dos secciones: una para el Cid y la otra para los restos de su esposa -doña Jimena Díaz- y se procedió a firmar el acta por todos los presentes.

Para asistir al traslado de los restos del Cid había llegado también a Burgos el duque del Infantado, que era también "conde del Cid" -título concedido en 1492-. En la nave mayor de la catedral se había instalado una tribuna adornada con tapices, para que los reyes de España presidieran el acto. En el crucero de la basílica se encontraba la sepultura del Cid y a su lado una lápida que tenía que cubrir el sepulcro, dividida en tres piezas y con un peso total de unos mil kilos, donde ya figuraba el epitafio escrito por don Ramón Menéndez Pidal.

A su llegada a Burgos, Alfonso XIII había pronunciado las siguientes palabras:

"Para la reina y para mí es motivo de satisfacción inmensa sumarnos a la fiesta con que Burgos celebra el centenario de su catedral; monumento que puede considerarse el símbolo más elocuente de lo que Castilla fue en el pasado y de lo que seguramente ha de ser en el porvenir".


© catedraldeburgos.org

El día 21 de julio de 1921, a las diez de la mañana, en una solemne y brillante procesión cívico-religiosa presidida por los reyes de España, acompañados por el infante don Fernando, se produjo el traslado de los restos del Cid, desde las Casas Consistoriales a la Catedral. La misa pontifical fue celebrada por el arzobispo de Valencia, predicando el obispo de Vitoria y asistieron el ayuntamiento, la Diputación y la Real Maestranza de Valencia, algunos descendientes de los caballeros que acompañaron al Cid en la conquista de Valencia, el pueblo de Vivar del Cid con sus autoridades y algunos otros pueblos cuya historia estaba relacionada con la figura del Cid Campeador. En la cripta se depositó una caja de plomo que contenía varios documentos y monedas, así como el acta de enterramiento firmada por el rey, el infante don Fernando y las principales autoridades civiles y religiosas presentes en el acto. La caja conteniendo los restos fue bajada a la cripta y, tras una salva de 15 cañonazos, terminó la ceremonia.

Con el fin de celebrar un nuevo centenario para conmemorar la construcción de la catedral de Burgos, surgió la Fundación VIII Centenario de la Catedral de Burgos 2021. Se trata de una institución que cuenta con la presidencia de honor de los reyes de España y ha sido promovida por la Archidiócesis de Burgos, el Cabildo Metropolitano y la Cámara de Comercio de Burgos. El objetivo de la Fundación es promocionar la cultura y la economía de Burgos mediante un ambicioso programa conmemorativo desarrollado entre los años 2018 y 2022, para celebrar los ochocientos años de la historia de la catedral de Burgos, centrando sus proyectos culturales en una serie de sitios representativos de Burgos y su provincia que han sido reconocidos por su alto valor cultural.

Para conocer los detalles de la Fundación, sus proyectos y agenda cultural, puede consultarse el siguiente enlace:

https://www.catedraldeburgos2021.es