El afán de protagonismo unido a
su escaso o nulo conocimiento de temas históricos, está llevando a muchos políticos a
tener verdaderas meteduras de pata y a verse envueltos en situaciones
ridículas.
Hace pocas semanas asistíamos a
la polémica creada en Cartagena de Indias por la colocación de una placa
homenajeando a los ingleses que atacaron la ciudad en 1741. La placa fue
inaugurada por el alcalde de Cartagena de Indias con ocasión de la visita a la
ciudad del Príncipe de Gales y de la Duquesa de Cornualles. Para más
desacierto, la placa fue colocada junto a la estatua de D. Blas de Lezo cerca
de la fortaleza de S. Felipe de Barajas. La polémica creada entre la población
obligó al alcalde de Cartagena de Indias a reconocer su error y prometió
retirar la placa, aunque no tuvo tiempo de hacerlo, porque un vecino de la
ciudad, furioso, la destrozó a martillazos.
Más tarde, una comisión del
ayuntamiento de Barcelona se enfrentaba al ayuntamiento de Madrid, exigiéndole
la retirada de la estatua que en honor a D. Blas se había erigido en la plaza
de Colón el 15 de noviembre, gracias a una suscripción popular. El argumento
esgrimido por este grupo del ayuntamiento de Barcelona era que D. Blas
participó en los ataques a Barcelona que tuvieron lugar en los episodios de la
Guerra de Sucesión española y la respuesta del ayuntamiento de Madrid ha sido
negarse a retirarla.
Leo en el Abc, ejemplar de hoy 10 de diciembre una carta de la alcaldesa de Cádiz,
que pretende rectificar un artículo publicado recientemente en este periódico porque
se refería al monumento levantado a D. Blas de Lezo en Madrid como el primero que
se le dedicaba en España, argumentando Dª
Teófila Martínez Sáiz que la primera estatua de Blas de Lezo en España es la
que ha sido erigida este año en Cádiz.
Y en relación a esta carta
publicada por la alcaldesa de Cádiz, me decido a escribir las siguientes líneas
en este blog, ya que la primera estatua levantada a D. Blas de Lezo en España,
no es como ella pretende y dice ser, la levantada este año en Cádiz, sino la que está
situada en San Sebastián, en la fachada de la Diputación de Guipúzcoa y es obra
del insigne escultor guipuzcoano Marcial Aguirre, que la terminó en 1883.
Esta información, referente al
busto de D. Blas de Lezo en San Sebastián la publiqué en este blog el 10 de
junio de este año:
La estatua levantada en Cádiz a
D. Blas, contiene además una inscripción que está fuera de lugar, ya que en su
pedestal se encuentran escritas unas palabras ficticias que por situarse bajo
la estatua de D. Blas y no citar la fuente, cualquier persona que las lea y que
no tenga un profundo conocimiento de la vida de D. Blas de Lezo, pensará que
las dijo antes de morir. Estas palabras se han extraido de una novela llamada:
”El día que España derrotó a Inglaterra”, del autor Pablo Victoria y no tienen ninguna base histórica:
“…Dile a mis hijos que morí como un buen
vasco, amando y defendiendo la integridad de España y del Imperio, gracias por
todo lo que me has dado mujer (…) ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!”.
Sobre este asunto informé el día 26 de junio en
la siguiente noticia:
Ayer fui entrevistada en W Radio por el conocido periodista colombiano Julio Sánchez Cristo, entrevista
que fue escuchada en vivo por miles de personas en España, Colombia, Estados
Unidos y Panamá. En ella, me refería a la estatua de Cádiz, aclarando que a pesar del afán que se ha tenido en hacerlo
creer a la población, no ha sido la primera estatua dedicada al marino en
España, sino el busto de D. Blas de Lezo en San Sebastián, y además daba a
conocer documentación que avala que D. Blas ni fue a Cartagena de Indias con su familia,
ni estuvo con ella hasta su muerte en 1741.
La entrevista puede escucharse en
el siguiente enlace:
Creo que la clase política no debe aprovecharse de las figuras históricas para buscar notoriedad y su obligación, cuando se trata de temas históricos, es estar asesorados por
historiadores solventes, para evitar caer en el ridículo cometiendo errores que
por no ser corregidos a tiempo, se perpetuarán para las siguientes
generaciones.
Estoy segura que D. Blas de Lezo,
desde la fachada de la Diputación Foral de Guipúzcoa, está observando atónito todos
estos despropósitos y otros más que no tardarán en llegar al circo que se ha montado
en su nombre.