Durante los últimos años existe una gran dedicación en algunos sectores intelectuales y culturales conservadores hispanos para definir o redefinir cuáles han sido las relaciones entre España y los territorios que han pertenecido a este país. Entre los temas prioritarios que están siendo tratados se encuentra la Leyenda Negra o la cuestión de si España ha tenido o no ha tenido colonias. No es mi propósito dejar mis opiniones en este blog sobre este último aspecto, sino dejar una muestra de cómo este tema ha sido tratado de forma totalmente distinta por el mismo círculo social conservador durante el último siglo y para ello me remito a las fuentes periodísticas francesas, inglesas y españolas.
Hace cien años, el 23 de abril de 1924, el rey Jorge V de Inglaterra inauguró con gran pompa en Wembley -cerca de Londres- la "British Empire Exhibition" o Exposición del Imperio Británico, que fue concebida al estilo de las Exposiciones Universales o Exposiciones Internacionales celebradas, principalmente en Francia, antes de la Gran Guerra. Esta exposición fue de gran importancia no solamente por la extensión de los terrenos que ocupó, en los que se construyeron 21 pabellones, tanto construcciones provisionales como definitivas, sino también por el valor de las mercancías expuestas y las obras de arte presentadas.
La idea de organizar una exposición de estas características partió de los años anteriores a la Gran Guerra: en 1910 fue presentado el primer proyecto y en 1911 fue formado el Consejo General de la futura exposición. Rápidamente se adhirieron a su organización las más altas personalidades y en 1913 se había compuesto ya un Comité de mil miembros y se decidió que la exposición tendría lugar en 1915 en el Crystal Palace de Londres, haciendo coincidir esta fecha con el Centenario del cese de las hostilidades con Francia y, sobre todo, con el VII Centenario de la promulgación de la Magna Carta.
El proyecto fue paralizado por la guerra pero fue retomado con fuerza tras ella, en 1919. La exposición ya no solo pretendía poner en valor las riquezas tan variadas de Inglaterra y de sus colonias y demostrar que Inglaterra podía ser autosuficiente, sin necesitar las importaciones del extranjero, exhibiendo el poderío económico del Imperio Británico sino también mostrar el papel desempeñado por este Imperio durante la contienda mundial, gracias a su unidad y al alcance de sus recursos. Así mismo, ante el mal conocimiento que los mismos ingleses tenían de las colonias y de los dominios británicos, la Exposición serviría para mostrar muchos aspectos de la vida en las posesiones y protectorados de Inglaterra.
Vista aérea de la British Empire Exhibition, en Wembley
En 1921 fue elegido el lugar de Wembley Park y los trabajos de la Exposición comenzaron a materializarse en una extensión de cerca de 90 hectáreas, superando enormemente el proyecto original que había sido el de una exposición colonial modesta. Allí se construyó el Palacio de la Industria y el Palacio de la Mecánica y de la producción de fuerza motriz, los dos más grandes de la Exposición; los palacios de Australia y de Canadá, los más importantes edificados por los dominios británicos y detrás de ellos, recientemente terminado, el estadio atlético de Wembley, donde tendrían lugar numerosas reuniones deportivas. Cerca de ellos, los palacios de Nueva Zelanda, Malasia, India, África del Sur y otros y en la parte este de la Exposición se ubicaban los edificios de Extremo Oriente, la exposición hortícola y diversas atracciones.
Las expresiones de admiración de otros países por la celebración de esta Exposición fueron inmediatas y esta fue presentada en numerosas publicaciones. Los franceses, organizadores por excelencia de las mejores exposiciones de diferente signo que se habían celebrado en Europa hasta entonces y, además coorganizadores con los británicos de la Franco-British Exhibition que fue celebrada en Londres en 1908, alabaron la iniciativa y la organización inglesa, calificándola de colosal y como la más grandiosa manifestación que jamás había sido concebida y tenido lugar en Inglaterra.
Por el lado español, la British Empire Exhibition ocupó numerosas publicaciones pero con impresiones contradictorias. El diario conservador La Época, el 29 de agosto de 1924, es decir, hace hoy exactamente cien años, publicó un artículo titulado "El Espíritu colonial", anunciando la aparición en ese número y en números próximos de algunas cartas de Ángel Illana, redactor de ese periódico, en donde se daría a conocer la exposición de Wembley "gran alarde del Imperio británico para presentar a los ojos del mundo la variedad y riqueza de sus colonias". Este artículo se lamentaba de que en España no hubiera espíritu colonial como en otros países europeos, aceptando, por lo tanto y sin ningún género de duda, la condición de colonias de algunas posesiones españolas.
"[...] Pero no es la Gran Bretaña el país único en que se da el espíritu colonial. Quien pasa la frontera francesa observa en seguida cómo en el pueblo vecino se halla formado este espíritu. En Burdeos ya existe un Museo colonial meritísimo, y no hablemos de París, donde la política colonial se percibe desde las salas del Louvre, hasta las reproducciones del [Museo] Grévin. En Bélgica, en Portugal, en Italia, el viajero se da cuenta de que son países con colonias.
¿Ocurre lo mismo en España? De nuestros dominios africanos son legión los españoles que ignoran poseamos más que Marruecos, y de Marruecos se sabe lo que al problema militar afecta. Ni más ni menos. Los Centros Comerciales Hispanomarroquíes intentaron una exposición permanente de productos coloniales, el Gabinete del señor Sánchez Guerra acogió con calor la iniciativa, pero después... no sabemos lo que se habrá hecho.
Lo que sí sabemos es que el público, la gran masa, sigue sin espíritu colonial, y eso en el país que ha tenido el imperio ultramarino más vasto. Cuando llegan a nosotros noticias de lo que en ese orden hacen otros, y nos abismamos en el examen de lo que nosotros dejamos por hacer, sentimos una gran tristeza. Y eso es un problema de ciudadanía, pero es también un problema de gobierno.
Francia -ha dicho el general Mangin- es una nación de cuarenta millones de ciudadanos franceses, pero lo es de cien millones contando a sus coloniales. ¡Tan grande es la fe y el espíritu colonial de los franceses! Aquí sabemos de Marruecos solo la sangría que relatan los partes oficiales, el ir y venir de columnas en protección de aguadas y convoyes. Y de más allá de Marruecos se ignora todo. La propaganda del espíritu colonial, ¡sí que sería patriótica!".
Un artículo de esta naturaleza, escrito en el periódico conservador español La Época, que fue el defensor por excelencia de la monarquía y de profundo carácter alfonsino, en donde se califica a las posesiones españolas de "colonias" contrasta enormemente con el esfuerzo realizado actualmente en círculos conservadores españoles para eliminar dicha denominación del lenguaje diario en alusión a lo que fueron las posesiones españolas, negando que España haya tenido colonias en su Historia.
Todo ello nos debe hacer reflexionar sobre qué ha sucedido a lo largo de los años y qué está sucediendo actualmente para que las mismas circunstancias sean vistas por el mismo sector social español conservador de forma totalmente opuesta en dos épocas diferentes, negando ahora lo que fue afirmado anteriormente. También nos debe hacer recordar la importancia de mantener siempre viva la actitud crítica ante las afirmaciones categóricas escuchadas repetidamente sobre determinados temas históricos, que no aportan nada significativo al conocimiento de la Historia y solamente se quedan en palabras.