25 de julio de 2022

Santiago Mataindios

Hoy celebramos en España el día de Santiago Apóstol, figura frecuentemente representada en la iconografía española como "Santiago Matamoros". Con la conquista de América, Santiago Matamoros fue representado, en muchas ocasiones, como Santiago Mataindios, dentro del sincretismo entre las creencias y prácticas religiosas de las culturas prehispánicas e hispánica. 

El apóstol Santiago a caballo luchando contra los indios ha sido ampliamente representado en la pintura cuzqueña. La obra más característica de este enfrentamiento es una pintura al óleo, de autor anónimo, que se encuentra en la iglesia de Pucyura del departamento de Cuzco y titulada "Aparición de Santiago en el Sunturhuasi". 

   

El príncipe Manco Inca comenzó la guerra contra los españoles en 1534 y consiguió sitiar la ciudad de Cuzco, que había sido capital del Imperio Inca, con doscientos mil indios. Los españoles se habían refugiado en el Sunturhuasi, un galpón localizado en la plaza de armas de esta ciudad, que en lengua quechua significaba "casa de armas y escudos" y estaban siendo atacados por los incas y a punto de ser derrotados tras diecisiete días de batalla, según las crónicas. La leyenda transmitida por el catolicismo indica que fue entonces cuando apareció la Virgen y también el apóstol Santiago a caballo, que comenzó a matar a los incas y, gracias a su intervención, los españoles ganaron la batalla. En el lugar del Sunturhuasi se construyó la Iglesia del Triunfo de Nuestra Señora, situada actualmente en el ala izquierda de la catedral del Cuzco y conformando el conjunto catedralicio, en cuya cripta se encuentran los restos del conocido como "Inca Garcilaso de la Vega", que fue Gómez Suárez de Figueroa (1539-1616). Esta leyenda peruana es una extrapolación de la leyenda de la batalla de Clavijo ocurrida supuestamente en el año 844, cuando en la Reconquista los cristianos lucharon contra los sarracenos y ganaron la contienda, gracias a la aparición del Apóstol Santiago.

Este episodio aparece relatado en la Historia General del Perú, del Inca Garcilaso de la Vega, Libro II, Capítulo XXIV, que trata sobre el levantamiento del príncipe Manco Inca y los dos milagros sucedidos a favor de los cristianos, transmitiendo la crónica de Agustín de Zárate y de Francisco López de Gomara; sin embargo, según el Inca Garcilaso, estos dos cronistas se habían quedado cortos en su narración, principalmente en lo que se refería a las maravillas que había obrado Jesucristo en el Cuzco, en favor de los españoles:

En este asedio de los incas que duró varios días y en el que habían muerto muchos cristianos y estaban heridos casi todos y padecían mucha hambre, solamente esperaban ya socorro del cielo, donde enviaban sus gemidos y oraciones pidiendo a Dios misericordia y a la Virgen María su intercesión y amparo, comenzaron a confesarse y todos llamaban a Dios y a los santos sus devotos para morir como cristianos y ya viendo su derrota, salieron los españoles del galpón, 

"[...] para morir como Españoles, sin mostrar flaqueça. Arremetieron a los Indios, llamando à grandes voces, el Nombre de la Virgen, y el de su defensor, el Apostol Santiago [...] y en tal necesidad, fue Nuestro Señor servido, favorescer à sus Fieles con la presencia de el Bienaventurado Apostol Santiago, Patron de España, que aparesciò visiblemente delante de los Españoles, que lo vieron ellos, y los Indios, encima de un hermoso Cavallo blanco, embraçada una Adarga, y en ella su Divisa de la Orden Militar, y en la mano derecha una Espada, que parescia Relampago, segùn el resplandor que echava de sì. Los Indios se espantaron de ver el nuevo Cavallero, y unos y otros decìan: ¿Quien es aquel Viracocha, que tiene la Yllapa en la mano? que significa, Relampago, Trueno, y Raio. Donde quiera que el Santo acometia, huìan los Infieles, como perdidos, y desatinados: ahogavanse unos à otros, huyendo de aquella Maravilla. Tan presto como los Indios acometian à los Fieles por la parte donde el Santo no andava, tan presto lo hallavan delante de si, y huìan de èl desatinadamente. Con lo qual los Españoles se esforçaron, y pelearon de nuevo, y mataron innumerables Enemigos, sin que pudiesen defenderse, y los Indios acobardaron de manera, que huieron, à mas no poder, y desampararon la Pelea.

Asì socorriò el Apostol aquel Dia à los Christianos, quitando la Victoria, que yà los Infieles tenian en las manos, y dandosela à los suios. Lo mismo hiço el Dia siguiente, y todos los demàs, que los Indios querìan pelear [...]".


Histoire des guerres civiles des espagnoles dans les Indes, obra traducida al francés por Jean Baudoin de la Historia General del Perú, del Inca Garcilaso de la Vega y publicada en Ámsterdam por Kuyper en 1706. En el ángulo superior izquierdo se puede observar la imagen de la Virgen y la del Apóstol Santiago a caballo.

La historiadora del arte boliviana, Teresa Gisbert, especializada en pintura virreinal peruana y a quien tuve el gusto de conocer durante mis años de residencia en Bolivia, estudió ampliamente los mitos prehispánicos en la pintura virreinal y, entre ellos, la relación entre Santiago e Illapa (GISBERT, Teresa: Iconografía y mitos indígenas en el arte, La Paz, Edit.Gisbert y Cia, 1994, 2ª ed.). En el virreinato del Perú, la figura del apóstol Santiago se identificó con la figura de Illapa o Libiac, que era el Rayo. Según Teresa Gisbert, la identificación se produjo en el milagro de Sunturhuasi, cuando al grito de "Santiago" y bajo una tormenta los españoles vencieron a los indígenas en el año 1534 durante el cerco de Manco II. 

Teresa Gisbert indica que Guamán Poma de Ayala y la lápida que existe en la iglesia de Nuestra Señora del Triunfo en Cuzco, lugar de Sunturhuasi, así lo certifican. En esta lápida aparece la siguiente inscripción: "Fue visto salir el patrón de las Españas Santiago [...] y atónita la idolatría veneró Rayo al Hijo del Trueno [...]". Esta inscripción explica suficientemente en qué momento y lugar se identificó a Santiago con Illapa. Y Guamán Poma de Ayala indicó que los que lucharon en la batalla presenciaron la bajada del apóstol Santiago precedido de un estruendoso trueno seguido de un rayo que cayó del cielo directamente sobre Sacsahuaman y que al ver caer el rayo los indios se espantaron y atemorizados, dijeron que había caído Illapa. Así el apóstol Santiago se identificó con el dios indígena Illapa o Libiac, que era generalmente adorado en la sierra del Perú. Tras la conquista, en algunos lugares del virreinato peruano los indígenas conservaron ceremonias que se hacían en tiempo de los incas, adorando al rayo, al que llamaron con el nombre de "Santiago".

Son muchas las representaciones del Apóstol Santiago en el arte virreinal peruano, en las que el santo aparece tanto como Matamoros y como Mataindios. Algunas obras representan al santo como azote de los indios y rememoran el episodio del Sunturhuasi, como un lienzo al óleo anónimo cuzqueño situado en la catedral del Cuzco. El apóstol Santiago fue igualmente representado en la pintura cuzqueña como Santiago Matamoros rememorando el episodio de la batalla de Clavijo, como el conocido lienzo al óleo anónimo que pertenece a la colección Pedro de Osma, en Lima, donde son claramente identificables los moros por los turbantes y otros aspectos de su indumentaria., además de estar señalados por las medias lunas, así como el impresionante lienzo representando a Santiago Matamoros que se encuentra en el Museo del Arzobispado del Cuzco.

Quien viaje al Cuzco no debe dejar de visitar el Museo-Taller de Hilario Mendívil, donde pueden contemplarse sus originales piezas de imaginería, caracterizadas por el alargamiento de sus cuellos. Toda la familia Mendívil ha trabajado en el taller, aportando cada uno su sello especial a las piezas de artesanía elaboradas en este lugar. Sus mejores piezas se encuentran en museos y colecciones privadas y, en este sentido, me siento muy afortunada por poseer una escultura en madera realizada por el mismo Hilario Mendívil, representando al Apóstol Santiago vestido a la usanza de los españoles del virreinato peruano. El santo aparece montando su caballo blanco y bajo él se encuentra echado en el suelo un indio cuzqueño, siguiendo la iconografía del "Santiago Mataindios". Una preciosidad única, que reúne en una sola pieza lo mejor del arte  y de la historia del Perú.