9 de octubre de 2018

El Tesoro del Delfín

A mediados de este año, el Museo del Prado ha terminado la renovación integral de algunas salas de la 2ª planta del Edificio Villanueva para albergar colecciones de pintura flamenca y holandesa. Con la renovación arquitectónica se ha abierto también una sala circular (79B) dedicada exclusivamente al Tesoro del Delfín, colección formada en su origen por 169 obras, de las que se entregaron 144 al Museo del Prado, en 1839.

En 1711, Felipe V heredó de su padre, el Gran Delfín Luis de Francia (hijo mayor de Luis XIV y de María Teresa de Austria), quien fue un excepcional coleccionista, una serie de vasos realizados en cristal de roca y en piedras duras, decorados -según los casos- con guarniciones de oro y plata, esmaltes, piedras preciosas y perlas. 

El tesoro fue enviado en 1715 desde París a Madrid y en 1724, Felipe V lo mandó trasladar al Palacio de la Granja de San Ildefonso. En 1776 regresó a Madrid por haber cedido Carlos III la colección al Real Gabinete de Historia Natural. En 1813, durante el saqueo de Madrid por las tropas napoleónicas, los vasos fueron robados, regresando en 1815 muy deteriorados y habiéndose perdido 11 piezas. La Reina Gobernadora, en nombre de Isabel II, entregó en 1839 las piezas al Museo del Prado, instalándose en 1867 en la Galería Central para ser expuestas al público. Hace exactamente cien años se descubrió un importante robo interno de piezas del Tesoro del Delfín en el Museo del Prado, habiendo desaparecido 13 objetos y habiendo sido arrancadas numerosas guarniciones. En la Guerra Civil, el tesoro fue llevado a Suiza, regresando al museo en 1939.

Entre los vasos de la actual colección expuesta en el Museo del Prado, hay piezas grecorromanas y medievales, pero predominan los objetos de los siglos XVI y XVII ejecutadas -principalmente- en talleres de artistas del ducado de Milán y también en otros talleres europeos como Florencia, París, Praga, Stuttgart, Augsburgo y otras zonas más alejadas como China, Japón, India o el Imperio Otomano. Los vasos representan motivos religiosos, filosóficos, políticos o esotéricos.




Los estuches en los que se guardaban estas piezas y de los que actualmente se conservan 125, fueron realizados entre los siglos XVI y XVIII y son de excepcional interés. Sus formas se adaptan a las piezas que contenían y están realizados en madera recubierta interiormente de telas o de piel y su acabado exterior está realizado en ricas telas como el terciopelo y en su mayor parte, en pieles finas. Los estuches están decorados con estampaciones en seco y en dorado, con predominio de los motivos heráldicos y en particular, el escudo del Gran Delfín de Francia.

Durante todos los martes del mes de octubre, el Museo del Prado está organizando visitas a la sala del Tesoro del Delfín. Más información sobre la colección y las actividades organizadas, puede leerse en los siguientes enlaces: