montejasso: La Orden Benedictina en Brasil y en São Paulo

16 de octubre de 2008

La Orden Benedictina en Brasil y en São Paulo

Dom Eduardo Uchôa Fagundes, Subprior del Monasterio de São Bento de São Paulo, realizó ayer una conferencia organizada por ASBRAP (Asociação Brasileira de Pesquisadores de História e Genealogia), titulada: "A Ordem Beneditina no Brasil e em São Paulo". A través de ella, relató la historia de la regla Benedictina de Brasil, instaurada en 1598, desde la llegada de Fr. Mauro Teixeira, el primer benedictino que llegó a São Paulo, hasta nuestros días. Conocimos asimismo detalles sobre el archivo de la Orden Benedictina en São Paulo, su biblioteca y las posibilidades que ambos acervos ofrecen a los investigadores de historia.

"[...] aclarando la importante verdad de los sucessos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia, ò por la malicia, y conduciendo al conocimiento de muchas cosas, que obscureciò la antiguedad, ò tiene sepultadas el descuido [...]".

Real Cédula de Felipe V, Buen Retiro, 17 de junio de 1738.

"[...] debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y nonada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, coherencia de lo por venir".

Miguel de Cervantes, Don Quijote de La Mancha.

"[...] En efecto, lo que yo alcanzo, señor Bachiller, es que para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento. [...] La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera y donde está la verdad, está Dios, en cuanto a verdad; pero, no obstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fuesen buñuelos [...]".

Ibidem.

"[...] Así es- replicó Sansón-, pero uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna".

Ibidem.

"[...] Los hombres famosos por sus ingenios, los grandes poetas, los ilustres historiadores, siempre a las más veces son envidiados de aquellos que tienen por gusto y por particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos sin haber dado algunos a la luz del mundo".

Ibidem.

"-A escribir de otra suerte -dijo don Quijote-, no fuera escribir verdades, sino mentiras, y los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados como los que hacen moneda falsa."

Ibidem.

"Sean los escritos hidalgos, esto es, de más calidad que cantidad, que no consiste la opinión de sabio en lo mucho, sino en lo bueno."

Cristóbal Suárez de Figueroa, El Passagero.

"Las obras, quando han de ser dignas y grandes, para disponerse y perfeccionarse necessitan de tiempo, y sin él descubren en su atropellada brevedad el poco meditado acierto."

Gerónimo Val, Breve elogio y ceñida relación de la vida, enfermedad y muerte del serenissimo señor Francisco Farnesio.

"La historia es una dama aristocrática y la tradición es una muchacha alegre."

Ricardo Palma, Tradiciones peruanas.

"[...] Pero es menester que entendamos que apuntar lo que falta y lo que debe hacerse, escribir las verdades importantes, no mentir ni apoyar mentiras, es obligación de todos los escritores."

Gregorio Mayans y Siscar, correpondencia epistolar.

"Tengo la teoría de que en cada individuo hay algo de todos sus antepasados y que cualquier desviación hacia el bien o hacia el mal está influenciada por algo que llegó antes a su línea genealógica. La persona llega a ser un compendio de su propia familia."

Sherlock Holmes, La aventura de la casa deshabitada.

"La Cultura es sangre que siempre da alcurnia y nobleza al hombre".

P. José María de Arizmendiarrieta.

"La historia misma, testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la antigüedad".

Cicerón, De Oratore.

Hay que esforzarse enérgicamente para refutar mentiras y falsedades, recurriendo a fuentes, teniendo en cuenta, sobre todo, que la primera ley de la historia es no atreverse a mentir; la segunda, no tener miedo a decir la verdad. Además, es necesario que el historiador no preste sospecha ni de adulación ni de animosidad."

Carta de León XIII, 18 de agosto de 1883.

"Y aunque es verdad, que el ostentar personales glorias suele incurrir en la censura de la arrogancia; el celebrar la fama de los Mayores merece la alabança de la piedad."

Juan de Goyeneche: Executoria de nobleza, antigüedad y blasones del valle de Baztán .