19 de febrero de 2020

La Bibilioteca Nacional de España y el uso de imágenes.

El oficio de investigador tiene muchas satisfacciones pero también muchas frustraciones. Una de estas últimas es que, después de haber encontrado en alguna Biblioteca o Archivo una preciosa imagen que es tan necesaria para apoyar la investigación que se está realizando y mostrar los resultados, no sea posible su publicación por los altos precios que se deben pagar por reproducirla y divulgarla. Muchas veces, el autor no recibe ninguna compensación económica por publicar su obra y es solamente la editorial la que percibe los ingresos económicos de su venta y, muchas otras veces, el autor debe incluso pagar el trabajo de su edición y su publicación, después de haber cargado con todos los gastos de la investigación.

Recientemente me encontraba reflexionando sobre este mismo asunto mientras consultaba una excelente tesis doctoral inédita realizada en el departamento de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, tesis que rescataba cientos de imágenes de los siglos XVII y XVIII, muchas de ellas inéditas ¿Cómo es posible publicar un trabajo con tantas imágenes si es el autor quien debe pagar los gastos derivados de los permisos de publicación de las mismas y, en una gran cantidad de casos, además de no haber recibido ayudas para realizar la investigación no recibirá ninguna compensación económica por su venta?

Algunas instituciones españolas y extranjeras ya venían permitiendo generosamente el uso de sus imágenes de forma gratuita en las publicaciones, pero son muchas más las entidades que continúan cobrando altas cifras por incluir las reproducciones de sus fondos en obras cuyo propósito es ser después comercializadas. Es por ello una excelente noticia la recientemente anunciada por la Biblioteca Nacional de España, que en su interés por apoyar a los investigadores y por fomentar la utilización de sus colecciones ha anunciado que, a partir del próximo 1 de marzo los investigadores están autorizados al uso gratuito de imágenes en dominio público pertenecientes a sus fondos para las publicaciones académicas que sean tanto gratuitas como las de pago.

Una noticia que merece ser divulgada no solamente para conocimiento de los investigadores sino de los responsables de otras instituciones y que será celebrada por muchos estudiosos, fomentará el conocimiento de los fondos de la Biblioteca Nacional y agilizará el desarrollo de nuevas investigaciones. Sería deseable que esta excelente medida fuera seguida por otras instituciones bibliotecarias y archivísticas españolas y extranjeras para así terminar con una situación injusta y que pone trabas al conocimiento científico.

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